Gabriel Maletto - Un piloto fuera de serie

Su historia

Nació en Freyre el 16 de agosto de 1965. Hijo de Edén y Estela, hermano de Pablo y Verónica. Su familia, es el pilar fundamental en su vida personal y profesional. Lo apoyó y acompañó, desde el primer día, en su exitosa carrera como piloto de midget.

En sus inicios lo definían como un “principiante talentoso”, una persona con ganas, proyectos, y con un claro objetivo: triunfar en el deporte que lo apasionaba.

Debutó en la práctica del deporte motor en 1983, al realizar en el autódromo “Oscar Cabalén” un curso de piloto, bajo la dirección del piloto cordobés José Cano, quien en 1984 le ofreció la posibilidad de correr en una fórmula Renault Cordobesa. Gabriel analizó junto a su padre la propuesta, desechándola, debido al elevado costo. En ese momento empezó a fabricar su primer midget.

Disciplina, importancia de las normas, trabajo en equipo, liderazgo, solidaridad, tolerancia a la frustración, son algunas de las tantas enseñanzas que deja la práctica de deportes en los jóvenes. “Gabi” supo incorporar cada una de ellas y potenciarlas, lo cual le permitió crecer como persona y como deportista.

En el Midget, como en toda disciplina deportiva, siempre hay referentes, él supo convertirse en uno de ellos. Si tuviéramos que hacer un recorrido por toda su historia deportiva, necesitaríamos centenares de kilómetros de tinta. No obstante, haremos un emotivo repaso de su participación en memorables eventos, sus victorias y su destacado transitar por el mundo del deporte.

Participó en un total de 195 carreras. En cada competencia, los mates y los asados, fueron los ansiolíticos que sus fans empleaban para calmar la ansiedad que les generaba la espera de cada carrera. Los podios oficiales que obtuvo Gabriel, fueron:

  • 1º puesto: en 47 carreras.
  • 2º puesto: en 27 carreras.
  • 3º puesto: en 17 carreras.

Gabriel recorrió muchas localidades y ciudades en su extensa ruta como piloto. Conoció mucha gente, se perfeccionó como deportista, se enriqueció como ser humano, creció y compartió muchos momentos con amigos, con los equipos que lo apoyaban y ayudaban, y con su querida familia. De pibe, soñaba con banderas a cuadros, las mismas que años más tarde, indicaron sin vacilar que era un piloto descomunal y fuera de serie. Su romance con el éxito y la gloria no fue efímero. Las estadísticas revelan que viajaron juntos por el mismo camino.

Representó a su pueblo y al deporte que eligió, de la mejor manera, con responsabilidad, perseverancia, pasión y profesionalismo. Tiene dos grandes trofeos: se llaman Alejandro y Federico, sus hijos que adora profundamente. Ellos heredaron de su padre, la pasión por los autos, el bramido, las multitudes y las banderas. Actualmente ambos son pilotos de midget y, por supuesto, cuentan con el incondicional apoyo de su padre.

Todos los freyrenses le agradecemos a Gabriel, la entrega, la responsabilidad, la humildad y las huellas que dejó en cada pista que enalteció con su presencia. Su paso por el deporte no fue en vano, aplaudimos y valoramos a tan importante y talentoso deportista. Su historia es un legado valioso y ejemplar para que muchos jóvenes comprendan lo que significa hacer lo que uno le apasiona pero en serio y con responsabilidad.

No todo en su vida fueron podios y triunfos. Al igual que cualquier ser humano, padeció golpes bajos, esos que duelen para siempre. Quizás en esos momentos, ensayó una profunda reflexión y decidió continuar su ruta vital con fortaleza, valorando las pequeñas cosas de cada día.

Su curriculum deportivo y personal es impecable. Observar su pasado, en perspectiva, permite aseverar que todo lo que hizo valió la pena. En el automovilismo, todos los años hay un campeón, pero no siempre hay un “Gran Campeón”. Esto, sólo lo lograba nuestro Gabi Maletto.

Siempre supo que las carreras son excitantes como peligrosas y por ello escogió ser disciplinado en la práctica de este deporte sonoro. Su único pecado es haber sido el más veloz en las pistas.

Por todo lo que significaste para el deporte local, ¡GRACIAS GABI! Tu historia queda guardada en el corazón de cada vecino de esta hermosa localidad. ¡Freyre te ovaciona de pie, campeón!

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