Lucrecia Gudiño - "Luz de esperanza"

Su historia

Esta es la historia de una mujer de luz. No por haber nacido con la buena estrella sino porque su esfuerzo y constancia hicieron que brille en todas las disciplinas que practicó y mediante su ejemplo guíe otros pasos. Estas líneas nadan por la experiencia vital de una freyrense que se rebela sin miedo contra toda adversidad.

Lucrecia Gudiño nació el 22 de junio de 1987 pero es posible pensar que ya en la panza de su madre ensayaba movimientos deportivos. Ya desde muy pequeña, sus maestras avizoraban una persona activa y decidida a ir por sus metas, y amén de los logros obtenidos, el cariño de su papá Ricardo, de su mamá Laura, de su hermano Pablo, de su pareja Mauricio y el de sus sobrinos, son sus trofeos más preciados.

Desde que pronunció sus primeras palabras, Lucrecia supo que la natación sería mucho más que su mejor pasatiempo. Sus inicios en el Club 9 de Julio Olímpico de Freyre y su continuación en el Sport de San Francisco le permitieron descubrir que lo que hacía por gusto, con el paso del tiempo, se convertiría en su querida profesión. Con apenas 13 años participó en su primer gran desafío: un Torneo Sudamericano de Natación en Brasil donde obtuvo excelentes resultados.

El reloj mundial continuó andando, y con los años, su esfuerzo por superarse tuvo su recompensa cuando pudo participar de su primer triatlón “Ironman” (una serie de carreras donde los participantes tienen que cubrir 3 distancias: 3,86 kilómetros de natación, 180 kilómetros ciclismo y 42,2 kilómetros de carrera a pie). Este evento de alguna manera constituiría el corolario de las diversas disciplinas para las que se iba preparando. Lucrecia tiene claro que la clave de un atleta no es correr con billetes en sus bolsillos sino con esperanza en su corazón y convicción en su cabeza.

En plena competencia sentía que en ella latían dos corazones, el suyo y el de su madre, su fiel compañera desde sus primeros pasos, y la persona que nunca la abandonaría ante cualquier eventual traspié. Como un ángel de la guarda, hoy la guía y se enorgullece al observar cada paso, cada pedaleada y cada brazada que su hija da. Seguramente disfruta saber que su hija es feliz haciendo lo que siempre soñó.

El presente de Lucrecia tiene que ver con maratónicos días de esfuerzo que le permitieron llegar a hacer y ser lo que siempre anheló. Lucrecia no es una improvisada que salta al vacío. Lo suyo fue preparación y constancia. Lo suyo es superación permanente. Su mente y su cuerpo están en sintonía; son motores para sus piernas y brazos. El afecto familiar y el apoyo de su querido Freyre es el combustible que potencia su cuerpo. Hoy suma 40 títulos provinciales en natación y 7 títulos nacionales en esta hermosa disciplina. Esta admirable freyrense pertenece al podio donde llegan los que tienen luz propia. Algunos se conforman con esto, otros –como Lucre –, intentan contagiar ese fuego, es decir, transmitírselo a los demás. Ella lo hace a través de su Escuela de Triatlón y gimnasio para grandes y chicos. Su tarea es convencerlos de que superarse a uno mismo es más importante que superar a los demás y que así, solo así, se alcanzan los objetivos en el deporte y en la vida.Es dueña de una dureza mental propia de guerrero que lucha por la libertad de su Patria; posee una técnica deportiva superlativa; exhibe un coraje físico que asombra a los cronómetros más veloces, y su espíritu competitivo no respeta marcas históricas de otros deportistas porque Lucre confía plenamente en sí misma. Es una convencida de que las carreras se comienzan a ganar en la mente propia. Lucrecia se niega a abdicar ante el cansancio y ante cualquier adversidad. En todas las calles de las ciudades que enalteció con su trote, brotan voces de admiración. En cada río o curso de agua en los que nadó quedaron olas con su nombre, y en las rutas que recorrió con su bici recibió el reconocimiento de la gente y también de sus pares.

No conoce excusas para entrenar y trabajar. La adrenalina de los campeones circula por sus venas. Los nuevos desafíos no la asustan; todo lo contrario, la motivan.

Lucrecia elige seguir jugando a disfrutar la vida. Escoge llevar en su espalda la bandera de la amistad, el talento y el respeto por el prójimo.

Si bien es sabido que la historia no produce leyes irrevocables, afortunadamente en sus páginas asoman personas como Lucrecia, que ameritan aplausos colectivos hasta que las manos ardan.

Gracias LUCRECIA GUDIÑO por ser fuente de futuro y por iluminar el camino de tantas personas con tu ejemplo. ¡Gracias en nombre de todos los freyrenses y felicitaciones por tu extensa trayectoria! Tu nombre enriquece el Museo Virtual del Deporte de Freyre.

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