Milagros Medrano - "Patines de libertad"

Su historia

Milagros Medrano nació un primero de agosto de 2006 en Freyre, esperada con ansias y pleno afecto por sus padres, abuelos, tíos y amigos de la familia. Si bien no nació con la pelota debajo del brazo por herencia deportiva, seguramente un patín dibujado por ahí o en sus sueños, aparecía como para no escapar al amor al deporte de esta hermosa familia. Sus padres son María Laura Brezzo y Alejandro Martín Medrano.

Mili nació un martes y al domingo siguiente ya estaba en una cancha de fútbol viendo a su papá jugar. Desde entonces, todos los domingos acompañó a su padre. Esto fue así hasta que Milagro cumplió 6 años de edad. En ese momento desistió de ir a la cancha y eligió acompañarlo los días más importantes, como el día del padre, por ejemplo. Mili, dice no ser de ningún cuadro de fútbol y aclara que sólo es hincha de su papá. Mili empezó a patinar a los 8 años en el patín municipal de Freyre (al cual sigue asistiendo), pero en el 2017 comenzó a practicar en San francisco, puntualmente en el Ceibo. Su profesora es Florencia Lovera, a quien conoció gracias a la Municipalidad de Freyre.

Su característica principal es su tranquilidad, esa paz que logra transmitirles a todos la que la escuchan. Quienes la conocen bien, aseveran que posee la virtud de la paciencia, cualidad que muy pocos tienen en los tiempos agitados que hoy se viven.

Cuando hablamos de carreras profesionales se nos vienen a la mente muchas opciones como son la medicina, las ingenierías, la docencia, por mencionar algunas, pero también existen carreras deportivas que requieren de un gran esfuerzo y dedicación de parte de sus practicantes, y este es el caso de Milagros y de su amor apasionado por el patín.

Y si de esfuerzo y constancia hablamos, Mili ha resignado varias actividades por sus viajes a San Francisco para entrenar. Tuvo que acomodar los horarios de la escuela y eventualmente faltar a cumpleaños de amigos, para priorizar el deporte. Estas decisiones, tratándose de un ser tan sociable y alegre, realmente han sido difíciles, pero siempre supo que la responsabilidad en la vida en general, y en el deporte en particular, es indispensable para lograr objetivos y cumplir metas.

Los deportistas no son buenos o malos únicamente por los resultados obtenidos en la competición, sino también por el modo de comportarse en ella. Seguramente muchos nos hemos preguntado alguna vez “¿qué significa ser buen deportista?”; “¿cómo se comporta un campeón?”; “¿qué cualidades debe tener?”. Cualquier persona que practique un deporte puede considerarse buen deportista si actúa con conducta, independientemente del resultado que obtenga en el episodio deportivo.

El buen deportista siempre es un campeón de la vida, sea campeón del mundo, con su club de su barrio o de su pueblo. El mal deportista, por muchos títulos que gane, nunca será un campeón. Podemos mencionar algunos de los logros de Mili: primer zonal en Laboulaye (primer puesto); provincial en Río Ceballos (primer puesto); segundo zonal en Villa Nueva (primer puesto); segundo provincial en Río Tercero (cuarto puesto). En el tercer zonal en Carlos paz, también obtuvo el primer puesto. Y en el tercer provincial en Villa María se quedó con el segundo puesto. También obtuvo el premio Anual en su categoría, siendo tercera.

Los podios en patín se otorgan hasta el quinto puesto y clasifican para los provinciales quienes logren del primer al sexto puesto. Mili ha logrado subir siempre al podio en todas sus competencias. Y esto ha sido posible porque los buenos deportistas tienen capacidad de superación, son exigentes consigo mismos y les gusta hacer las cosas bien dentro y fuera de la pista. No se conforman con hacer las cosas regular, son perfeccionistas, les gusta mejorar en el deporte, en los estudios, en la relación con sus padres, y esto se ve reflejado de manera permanente en la protagonista de este relato. En Mili, resalta su deseo de superación constante, no se rinde ante los problemas y su compromiso con el deporte y con sus compañeras es superlativo. Todos los días lucha para mejorar. Todas las cualidades del deportista se pueden mejorar (fuerza, resistencia, técnica, etc.), pero eso requiere un largo aprendizaje y entrenamiento. Mili lo sabe, y también es consciente de que los resultados no se obtienen de la noche a la mañana. De todo esto, Milagros ha hecho un manual que aplica en cada paso que da en su vida. Y nos es difícil recordar todas las coreografías, cada paso parada sobre en esas ruedas que la llevan a volar por sueños, por nubes, con esas alas en forma de brazos que la invitan a desplegarse por el aire y trascender la rutina.

De manera risueña, Mili recuerda su primera competencia en Laboulaye. Cuenta que cuando salió a la prueba de pista no recordaba la coreografía, entonces se acercó a su profe Florencia para informarle lo que le estaba sucediendo. Éstas son situaciones que suceden en la vida de los deportistas. Nervios que florecen ante una primera actuación, sus padres mirando, gente aplaudiendo, competidoras en todos los rincones del predio, generan emociones que con el tiempo todos aprenden a manejar. Mili también lo vivenció, pero con las palabras justas de una buena líder y de una buena guía, la entrenadora le habló, la tranquilizó y cuando comenzó a sonar la música para competir, Milagros salió a la pista con la convicción de que ese día sería inolvidable. No se equivocó, no sólo porque recordó a la perfección cada paso sino también porque obtuvo el mejor resultado: el primer puesto.

Milagros es feliz cada vez que se calza los patines. Cuando aprende algo nuevo, cuando termina agotada de un duro entrenamiento o cuando afronta una competición, siempre se sienten satisfecha por el esfuerzo realizado. Cuando gana, celebra su victoria con humildad y valora respetuosamente el trabajo del contrario. Por eso, es una buena deportista pero principalmente una buena persona, porque es modesta, respeta a su eventual contrincante y siempre sigue intentando superarse a sí misma. Esa es la mejor recompensa que puede recibir, el orgullo de hacer lo que le gusta y hacerlo bien con empatía hacia los demás (esto es más valioso que mil trofeos y que toneladas de billetes). Pero para que Milagros pueda tener esta disciplina y formación fueron y son cruciales, los valores y el acompañamiento que su familia le inculcó y brindó. Sin dudas sus padres, Laura y Ale, su hermanito Martín, sus abuelos, tíos, primos, amigas, sus colegas y su incondicional profe Flor, constituyen cimientos importantes sobre los cuales Mili construye su vida. Tal vez por esta influencia, esta gran deportista de Freyre, valore fervientemente el trabajo en equipo, practicando el compañerismo por encima del lucimiento personal. Sabe que un deportista nunca llega solo a la meta, porque detrás de él, están sus compañeros, entrenadores, padres y todo el universo afectivo que forma «su equipo». Y en este equipo están sus colegas patinadoras y los padres de todas, porque han logrado formar una verdadera familia. Por lo descrito, el agradecimiento de su familia al trabajo de su profe Flor, es eterno. También los familiares de Mili, expresan suma gratitud al grupo de compañeras de patín y de padres que ayudan mucho, porque Mili a veces se tiene que quedar en San Francisco y siempre todos están dispuestos a recibirla en sus casas.

Un agradecimiento particular de la familia Medrano es para los padres de Delfina Ferrero, incansables colaboradores, quiénes este año le brindaron su casa para que Milagros pueda realizar su pretemporada, ya que desde el 16 de enero que Mili entrena. Su grupo de compañeras patinadoras son: (Luna Pipino, Lucía Rossi, Jose Turino, Delfi Ferrero, Noel Frontera, Paulina Fux, Ainara y Emeli Monina, Agostina Pipino, Paulina Ferreyra, Malena Villarroel, Vicki Lopez, Vicky Vignolo, Cande Quinteros, Prisci Porporato, Cami Andén, Luci Prata, Renata Monti, Julieta Brusa, Ema Almiron Colino, Sara Heil , More Urquiza y Emi Vincenti. Su ídolo y ejemplo a seguir es Carlos Urquía con el que tiene el gusto de compartir clínicas y clases, porque él formo a su profesora Florencia Lovera, a quien Mili le debe todo sus conocimientos y avances y es quién –a través de su cuerpo y su arte– le transmite que con los pies en le tierra también se puede volar. En palabras de Jim Morrison cada uno de nosotros tiene un par de alas pero sólo aquellos que sueñan con aprender a volar pueden utilizarlas y aquí está claramente evidenciada la historia de Milagros que afirma que lo más importante de un deportista es el esfuerzo que uno destine para lograr metas y cumplir sueños, y no hablamos sólo de pensar en los sueños y desearlos sino de trabajar arduamente para poder cumplimentarlos porque para conseguir grandes cosas, debemos no sólo actuar, sino también soñar; y no sólo planear y ejecutar, sino también creer.

¡Felicitaciones Milagros Medrano por iluminar el camino de muchos freyrenses con esperanza! Tu nombre tiene su merecido lugar en el Museo Virtual del Deporte de freyre. ¡Muchas gracias!

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