Orlando "Tito" Giron - El último tiro libre

Su historia

Corrían los años 1980. La TV por cable todavía no había llegado a Freyre y, por esas épocas, había que ser muy hábil para direccionar correctamente la antena para ver algún partido del “Pelusa” Maradona en el Barcelona o en el humilde y bullicioso Napoli, sin perder la señal en el momento justo cuando la pelota ingresaba al arco. Los que no lograban buenas imágenes de fútbol, se acercaban al Club Atlético 9 de Julio Olímpico para ver y deleitarse con la magia deportiva de un SEÑOR, a quien nadie le conocía su nombre pero todos apodaban “TITO”. En su pecho lucía los colores “celeste y blanco” como el cielo y en la espalda el número de la nota más alta que cualquier estudiante podía obtener en el Centro Educativo “Florentino Ameghino” o en el Instituto “Santa Teresita” (como se llamaba en esos tiempos).

“Zurdo” como Messi, rey del pase con borde interno del pie, representante de un fútbol pausado y del balón al ras del piso. La leyenda dice que jamás erró un pase a un compañero. Era el capitán del fútbol de Freyre; un claro representante de los barrios, los potreros y los caminos de tierra. “Tito” fue un verdadero obrero de la pelota. Los más pobres pagaban su entrada cada domingo, sabiendo que aunque su equipo perdiera, él los haría ricos de tanto fútbol.

Fue campeón siendo muy joven y luego del “histórico” Pre Regional, siguió jugando y enseñando el arte de la pelota, aunque fueron épocas muy duras para la institución de la calle 25 de Mayo. Dueño del tiro libre, Orlando “Tito” Girón provocaba que los niños se ubicaran detrás del arco esperando con ansias sus disparos. Es más, los mismos pibes corrían como verdaderos atletas, los 100 metros que medía de largo la vieja cancha (hoy cancha de las divisiones inferiores) para pararse exactamente detrás del arco donde se ejecutaría el disparo, para tener una visión privilegiada. A veces, aunque suene paradójico, se ubicaban junto a la parcialidad rival.

Más de uno de estos niños se fundió alguna vez en un sentido abrazo con un hincha de Devoto, Porteña, Brinkmann, Morteros, Chipión o Suardi, cuando la redonda acariciada por el botín izquierdo del “Tito”, trascendía la línea del arco logrando dibujar sonrisas y profunda admiración en todos los corazones presentes. Esto fue una constante de los domingos porque su “Zurda Mágica” siempre tenía destino de red...

¡Gracias Tito por regalarnos tantas alegrías!

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