Rocío Ricci - Patines de libertad

Su historia

Rocío Ricci nació un martes 23 de abril de 2002, junto a su hermana melliza. Sus padres son Darío Ricci y Verónica Giraudo, deportistas ambos. Darío fue un delantero veloz, potente y goleador, que le dio muchas alegrías al 9 de Freyre y a los freyrenses. Vero, enalteció el vóley como armadora, puesto clave en un equipo. La familia de Rocío se completa con Lucía (su hermana melliza), Tamara, de 16 años y Maite de 4. La familia se caracteriza por sus actos de solidaridad. Rocío es buena hermana, buena amiga, buena compañera. Desde muy pequeña se destacaba en actividades en las que se requiere destreza; su inquietud por descubrir lo nuevo la llevó a superar grandes desafíos. Probó muchos deportes y estilos de baile hasta que a los ocho años conoció su verdadera pasión: patinar.

Patín es una actividad que exige constancia, una perfecta combinación entre mente y cuerpo y a la vez, una alta coordinación sensorio-motriz que compromete, desarrolla y agudiza el sentido del equilibrio, así como el manejo del espacio. Quienes han practicado este deporte lo asocian con la sensación extraordinaria de volar y con una experiencia de libertad indescriptible.

En muy poco tiempo, Rocío logró destacarse. A los diez años, la profesora le comentó a su familia que tenía condiciones para comenzar a competir; ésta fue tal vez una de las adversidades que ella tuvo que superar, porque al ser un deporte muy costoso, en ese momento sus padres no estaban en condiciones de asumir ese gasto. Con mucha entereza siguió apostando a nivel local; ya que para competir debía realizarlo en otra localidad, y esta situación implicaba gastos extras.

La posibilidad de andar rodando por el mundo y de sentirse como si fuese capaz de planear, la seguía seduciendo. Además, este andar sobre cuatro ruedas con el impulso del propio cuerpo le permitía jugar con su cuerpo, ejecutando figuras artísticas. Paralelamente, éstas exigen grandes dotes físicos para mantener el equilibrio y evitar caídas dolorosas. Rocío perfeccionaba su performance, día tras día. Su precisión iba en aumento.

Patín es un deporte que constituye una herramienta fundamental para forjar lazos de amistad, integración social y compañerismo. Fomenta la colaboración, la sensibilidad social y la disciplina. Las interacciones constantes con instructores y jurados logran que quienes lo practican comprendan la importancia de aceptar la crítica constructiva. Es una disciplina elegante y demandante. Exige concentración, técnica, y capacidad para sobreponerse a las adversidades. Para lograr ser un patinador artístico, la determinación del deportista debe ser inquebrantable. Y está cualidad debe escoltarse con flexibilidad y autocrítica. Rocío posee, desde pequeña, todos estos atributos mencionados, lo que constituye un valor agregado importante y un trampolín para un futuro deportivo ilimitado. Además de poseer la voluntad de practicar varias veces a la semana en otra ciudad, con todo lo que implica viajar constantemente, entrenar duro y salir a demostrar su talento en escenarios diversos. Rocío apela permanentemente a la resiliencia, término muy utilizado en la actualidad, que significa poder reponerse de una situación difícil convirtiéndola en aprendizaje para enfrentar el fracaso, la competencia y la derrota. Su optimismo nunca sucumbió ante un traspié. Sabe muy bien que la derrota es la que enseña y mejora a las personas, mientras que el éxito relaja.

A los diez años, por diferentes motivos, Rocío entrenaba en la localidad de Colonia Marina. Fue allí, donde descubrió otra forma de entrenar que, sin dudas, la atrapó. El destino quiso que en 2012, conociera a Florencia Lovera; un excelente profesora de patín y mejor persona. Desde ese momento nunca se separaron. Florencia le aportó cuotas de profesionalismo y potenció su técnica. Con ella, Rocío dio un salto cualitativo y creció deportivamente, alcanzando buenas y nuevas metas. En el año 2016, con mucho esfuerzo económico, comienza a recorrer el precioso sendero de la competición.

Tuvo muchos buenos momentos deportivos entre los que se destacan: primer puesto en el Zonal de Saturnino María Laspiur; Campeona provincial en su categoría en Río Ceballos, primer puesto Zonal en Villa Nueva. También ocupo el lugar más alto del podio compitiendo en categorías C3, C2 y este año en C1.

Este ejemplo local de esfuerzo, valor y constancia que comenzó siendo amateur y se animó a dar el salto a nuevos desafíos que requieren otras aptitudes y actitudes, enaltece a Freyre. Rocío hoy compite a nivel provincial y transita el mundo del deporte con sus patines. El tiempo siempre premia a los constantes y la convicción es clave para derrumbar cualquier carga nociva que pese sobre los hombros. Es el combustible para seguir adelante y poder llegar adonde soñamos. Porque en el deporte como en la vida, es la actitud la que hace la gran diferencia, virtud que le sobra a Rocío. Tres veces por semana entrenaba en la localidad de San Francisco, en el club El Ceibo; de la mano de Florencia y Carlos Urquía. El resto de los días practicaba en Freyre. Un año después de entrenar a ese nivel, el grupo de competición ya estuvo en condiciones de federarse.

Rocío, en su primer año a nivel provincial, logró conquistar el primer puesto en la categoría C3. Sin duda que hay muchos momentos compartidos con la gran familia formada con las demás compañeras del Ceibo; algunos graciosos y otros no tanto. Tal vez “Ro” tenga algunas caídas en su haber deportivo, pero su CV vital delata que siempre se levantó. He aquí, tal vez, la fórmula que la enriquece como persona.

Rocío recuerda, entre risas y nervios, que en el último zonal estaba en prueba de pista y cuando salió se le aflojaron las ruedas de un patín, quizás por haberlas limpiado el día anterior. La primera reacción fue miedo, pero rápidamente cambió su actitud y lo tomó con gracia, riéndose de la situación y de sí misma. De este modo pudo sortear la situación airosamente. Los patinadores saben que en algún momento puede tocarles mirar el piso desde cerca. Les sucede a todos, incluso a los medallistas olímpicos. Lo importante es volver a ponerse de pie y seguir.

Uno de los ídolos de Rocío es Carlos Urquía, uno de sus mentores. Actualmente la reina del patín de Freyre, sigue recorriendo su vida sobre ruedas; entrena duro y lleva a Freyre por toda la provincia. Uno de sus deseos es poder representar a su pueblo natal, en reconocimiento a lo que Freyre le brindó.

Como expresara Walt Whitman “no dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento, no permitas que nadie te quite el derecho de expresarte, que sea casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras, las poesías y los sueños sí pueden cambiar el mundo. Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia, aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa, tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre…”

Gracias Rocío por transmitirnos que cuando se desea realmente algo, se puede lograr alcanzarlo; que los sueños cuando se desean y se buscan con convicción, se hacen realidad. Deseamos desde este humilde espacio que puedas llegar tan lejos como te lo propongas, porque la búsqueda de nuevos objetivos te permitirá desplegar plenamente tus alas y te posibilitará llegar al mejor destino: la felicidad. ¡Felicitaciones!

Escuchá a nuestros homenajeados